Archivo de noviembre 2007

Perú y Ecuador: Comercio Internacional e integración económica

Ventaja comparativa, término económico utilizado para determinar qué y cuánto debe exportar e importar un país. A partir de las ventajas comparativas (mejor tecnología, mejores factores climáticos en producción de un determinado bien, entre otros) se determina el nivel de especialización de un país.                            

Perú y Ecuador, en su relación bilateral, no deberían utilizar dicho método que, sin duda, puede generar confrontación. Para la integración económica, utilizar acuerdos de libre comercio y/o libre circulación en determinados factores productivos. De esta manera, podremos aprovechar distintas oportunidades de comercio y producción, no sólo entre nosotros sino, en algún momento, con Europa y Asia; mercados que. Hoy en día se abren con mayores facilidades de acceso, como oportunidades exportadoras.

Nuestros países, tanto Perú como Ecuador, deben desarrollar el aprovechamiento, por ejemplo, de los altos niveles de aptitud de mano de obra con que cuenta  cada país en determinadas industrias. Sabemos que Ecuador cuenta con altos niveles de producción de banano, mientras Perú no tiene aún la suficiente capacidad instalada. Por tanto, ¿por qué no utilizar la experiencia de los agricultores ecuatorianos para implementar nuevos y mejores procesos, mientras Ecuador puede aprovechar los bajos precios de mano de obra peruana?

Como vemos, no se consigue mucho utilizando variables netamente económicas en el comercio internacional. Debemos eliminar barreras territoriales, fronterizas y avanzar de la mano para conseguir mejores resultados y mayores niveles de crecimiento económico para así, en lugar de competir entre nosotros, podamos competir con las grandes industrias sudamericanas como Brasil, Argentina y Chile.

Colaboración de Gonzalo García, estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Piura.

 

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Momento de la firma de Paz Perú y Ecuador

Consolidar la paz

El diálogo intercultural es un tema que viene preocupando a muchos estados y sociedades ya que ahora más que nunca estamos ante un panorama muy diverso y rodeado de diferentes culturas.

La complejidad de una cultura y la diferencia que tiene con otras ha generado que parezcan opuestas ocasionando serios problemas en el mundo. Las rivalidades entre naciones han dado muestra que a pesar de todos los adelantos con los que gozamos, no logramos entender a las personas que piensan diferente a nosotros.

Por eso el diálogo intercultural es muy necesariopara lograr, en este mundo globalizado, entrar en contacto y convivir con otras culturas en un ambiente de comprensión, tolerancia y de armonía con otras latitudes, es decir, una cultura de paz.

Debemos tener en cuenta que estamos muy cerca de los países y estamos en la obligación de entablar y mantener buenas relaciones con ellos.

La cocina como resultado de la integración

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La comida en América Latina es la fusión de la manera de cocinar de los españoles con la de los nativos americanos.
Los productos que se usaron antes del Imperio Incaico son los básicos como la papa, maíz, maní, ají, pescados y mariscos. Ahora estos productos se han fusionado y en algunos casos han sido modificados para aprovechar su exquisito sabor.

La variedad de platos típicos del arte culinario peruano se encuentra en constante evolución. Cada región del Perú se caracteriza por poseer un plato representativo. Por ejemplo, en Arequipa encontramos el «rocoto relleno», en Trujillo «el shambar», en Chiclayo «el arroz con pato», en Iquitos «los juanes», en Piura «el seco de chavelo», entre otros.  Realmente es  difícil enumerar todos los platos  en su totalidad debido a la gran diversidad que existe en cada departamento pero en todos lados se reconoce la sazón y el exquisito sabor propio de cada región.

Cuando los conquistadores españoles llegaron en el siglo XVI, trajeron con ellos los postres de estilo europeo y otros ingredientes como el pollo, carne de res y frutas cítricas. Después llegaron los inmigrantes africanos, italianos, chinos y japoneses que ayudaron a crear una peculiar comida que hasta hoy disfrutamos.

En Ecuador es muy parecida la comida ya que también se puede encontrar el «ají de gallina», «sesina», «chifles», «tamales», incluso en mismo ceviche que es muy popular en la cocina peruana.

Esto es una muestra que tanto peruanos como ecuatorianos son muy parecidos  en poseer buen gusto a la hora de comer.

Ciudadanos gestores de la Paz

 

El problema de los límites marítimos con Chile llevó a pensar en la nefasta posibilidad de un enfrentamiento armado. El tema está tranquilo por ahora, pero es ocasión de reflexionar en que la guerra –decidida desde un escritorio– no es una salida donde existan vencedores: sólo hombres y mujeres inocentes que no son responsables de las decisiones gubernamentales que buscan la hegemonía territorial, y que para ello recurren a la violencia militar. No se puede hablar de naciones vencedoras cuando la raza humana se mata así misma, pues es la peor contradicción «moderna» que no tiene ningún argumento sólido más que la necedad de los hombres.

Los conflictos armados siempre terminan con la búsqueda de una salida diplomática que finalmente concluye en un acuerdo interestatal y la firma de paz. Pero, en realidad, nada cambia de la noche a la mañana, y no basta un apretón de manos de dos presidentes ante las cámaras televisivas del mundo para garantizar el bienestar y porvenir de la sociedad civil que, a fin de cuentas, es la que ha vivido en carne propia los desaciertos de gobierno que han ocasionado la violencia militar.

Al nivel de la diplomacia oficial, los problemas pueden ser resueltos; pero, sino se trabaja desde los ciudadanos, el riesgo de violencia puede estar presente. ¿ O es que acaso el poblador de la frontera va a cambiar de actitud, simplemente, porque así lo han decidido unos individuos extraños a los cuáles llaman ministros de Estado, diplomáticos o presidentes? Es necesario construir la paz día a día con relaciones de amistad en el ámbito personal para alejar las diferencias con los pobladores del país limítrofe, que muchas veces son inexistentes.

La paz es una virtud que pone en el ánimo, de quienes la viven, tranquilidad y sosiego; por tanto, se constituye como una necesidad esencial de la propia naturaleza relacional humana. Su vivencia no es el privilegio de unos pocos, sino de todas las personas por el hecho de la propia dignidad universal. Vista así, su consecución no debe ser sólo esfuerzo de Estados, sino de los propios ciudadanos que necesitan de ella. Bien lo sostiene Ramón Panikkar, cuando dice que la paz es un tema demasiado serio para dejárselo sólo a los políticos.

Las instituciones académicas, como las universidades, cumplen un papel importante en este afán pacificador, por su orientación eminentemente universal y su innata preocupación por el bien común. La cultura de paz es una constante universal que reclama la humanidad en su conjunto, y que ella debe ser concretada en los integrantes de los distintos pueblos; pues la paz se convierte en el principal camino al desarrollo humano y por ende a la felicidad.

Los jóvenes peruanos y ecuatorianos gustan de la misma música moderna, cuentan con idéntico afán de progreso, consumen similares alimentos y tienen igual espíritu de apertura al visitante. Nunca existió una diferencia antagónica entre estos pueblos que no haya podido ser solucionada mediante el diálogo. Eso se comprende actualmente y es una realidad indiscutible.

Los ciudadanos de la frontera se convierten en los «diplomáticos del día a día», pues ellos son la cara visible de sus respectivos países, y encarnan la dimensión social natural de los hombres, que no conoce distinción de nacionalidad. En este marco se entiende la Diplomacia Ciudadana, como una vía alternativa (no oficial) para la consolidación de una cultura de paz que nace desde la participación de los ciudadanos en favor del acercamiento intercultural.

La diplomacia oficial de los gobiernos no puede trabajar de modo aislado para la consolidación de una cultura de paz. En ese sentido, las acciones de la sociedad civil son el complemento necesario para las estrategias gubernamentales que buscan las buenas relaciones bilaterales con los demás países. Si los ciudadanos no se interesan por la paz, no servirá de mucho los múltiples acuerdos internacionales. Diplomacia Ciudadana y oficial deben caminar de la mano para que las decisiones de los gobiernos no se queden en la simple anécdota histórica o protocolo político.

Si los ciudadanos de la línea fronteriza entablan, con el vecino, relaciones de interactividad positiva que conlleven acuerdo y diálogo intercultural, se estará conservando la integridad de ambos hombres, que pueden ser distintos por una cuestión accidental como la geografía o la camiseta de la selección de fútbol, pero que en el fondo son seres con igual dignidad, derecho a la paz y felicidad.

Colaboración de Fernando Huamán Flores, profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura.

La globalización en un mundo indiferente

En tiempos en que la globalización se ha tornado inevitable, ¿tiene sentido mantener una actitud apática frente a lo foráneo?, ¿por qué evitar la integración cuando la tendencia es la unión y la eliminación de fronteras?

La globalización es una realidad que ya no es ajena a nosotros y, por lo tanto, no nos sirve de nada mantener relaciones hostiles y frágiles, menos con nuestros países vecinos.
En miras a las eliminaciones fronterizas, las diferencias de raza, orígenes y de nacionalidades pierden fuerza e importancia. Por la misma naturaleza humana, la necesidad de vivir en comunidad y nuestra tendencia a la universalidad, hemos pasado a ser un mundo con una diversidad cultural muy amplia, lo cual nos exige un conocimiento y unidad entre los participantes de la integración social.

Son días en los que debemos preocuparnos más por los problemas de los demás, fortificando así una única sociedad internacional.

Tenemos la necesidad de tener una comprensión del mundo e intensificar nuestra mirada del mundo como un todo, articulando una pluralidad de estados en función de unos objetivos comunes.

Es nuestra decisión: o tomamos conciencia del cambio del mundo hacia una totalidad y nos volvemos ciudadanos activos en el proceso de globalización, o nos sentamos a ver como caemos en el hueco que cavamos con nuestra actitud pasiva e indiferente.

De la paz armada a la paz con desarrollo

El siguiente fragmento ha sido extraído del libro: «Las nuevas relaciones bilaterales Perú-Ecuador» de Oscar Maúrtua de Romaña.

«El Perú y el Ecuador son seguramente los países más parecidos de América Latina. Nuestros pueblos tienen las mismas raíces,  pertenecemos a la misma cultura andina y costeña y tenemos lazos étnicos muy fuertes en la zona oriental; fuimos parte del dominio español y hasta por muchas decenas de años parte de la misman circunscripción colonial; posteriormente luchamos juntos por nuestra independencia y nos convertimos en repúblicas independientes. Luego de haber sufrido un período de desencuentros, hoy vivimos en paz y trabajamos conjuntamente para conseguir nuestra integración y desarrollo. Somos socios indespensables en la ardua tarea de labrar nuestro futuro común.

El diferendo mantenido hasta octubre de 1998 obligó a ambos países a comprometer significativos recursos para la defensa, lo que sin lugar a dudas afectó nuestras economías pero, fundamentalmente, dificultó la inversión pública y privada para el desarrollo, en particular en la zona fronteriza, donde actualmente habitan 4.5 millones de personas y en la que los niveles de pobreza son mayores a los del resto de nuestros países.

Como se ha señalado anteriormente, el 26 de octubre de 1998 los Presidentes de Perú y Ecuador firmaron el Acta Presidencial de Brasilia y los cancilleres de cada país suscribieron una serie de instrumentos para impulsar la cooperación e integración binacional, entre los cuales destaca el Acuerdo Amplio de Integración Fronteriza, Desarrollo y Vecindad, uno de los ejes centrales en la nueva relación bilateral.. En el marco del referido Acuerdo de Integración se han creado una serie de Comités Técnicos Binacionales, se han suscrito de diversos Convenios sectoriales y se ha elaborado el Plan Binacional de Desarrollo de la Región Fronteriza.»

 

IV Taller Binacional de Diplomacia Ciudadana y Resolución de Conflictos: Rompiendo estereotipos

La subárea de Comunicación Internacional de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Piura viene haciendo un trabajo innovador al poner en marcha  una serie de talleres anuales que integran a estudiantes de Perú y Ecuador.

Esta iniciativa empezó en el año 2000 con el Taller de Diplomacia Ciudadana y Resolución de Conflictos realizado en la Universidad de Cuenca y dirigido a profesores de las universidades de la AUSENP (Asociación de Universidades del Sur de Ecuador y el Norte de Perú). A partir de esta experiencia, la Universidad de Piura asumió el compromiso de continuar realizando este taller, pero integrando a los alumnos de universidades peruanas y acuatorianas. 

Desde el 2004, se empezaron a realizar anualmente los talleres binacionales en los que participan alumnos de los últimos años de la Universidad de Piura, especialmente de las Facultades de Comunicación, Derecho e Historia y Gestión Cultural, y alumnos de diferentes universidades ecuatorianas como la  Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL) y la Universidad de Cuenca.

 

Este año, el taller se realizará en La UDEP, los días 22 y 23 de noviembre. Una delegación de diez alumnos de la Universidad de Cuenca y la Lic. Dolores Sucozhañay, profesora de la facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la misma universidad, viajará hasta Piura para participar el en IV Taller Binacional.

 

Esta vez, el objetivo es poner sobre el tapete los estereotipos existentes por parte de Perú y Ecuador, es decir cuál es la percepción que los peruanos tienen de los ocuatorianos y viceversa. Para ello, los alumnos de ambos países han venido realizando abajos de investigación que serán expuestos en los días del taller. No sólo se ha propuesto poner sobre el tapete estos estereotipos, sino además proponer soluciones desde la Diplomacia ciudana, de manera que también se involucre a la sociedad civil en el proceso de consolidación de la paz entre Perú y Ecuador.

 

 

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III Taller Binacional de Diplomacia Ciudadanay Resolución de Conflictos – Universidad de Piura

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 II Taller Binacional Taller Binacional de Diplomacia Ciudadanay Resolución de Conflictos – Universidad de Cuenca

 

 

 

Guatemala, Ecuador y Perú impulsarán programa contra la tortura

Agencia AFP.- Organizaciones de derechos humanos de Guatemala, Ecuador y Perú desarrollarán programas de prevención de la tortura en esos tres países, con la intención de eliminar ese flagelo entre las fuerzas de seguridad, informaron este lunes grupos promotores.El proyecto, que será auspiciado por la Unión Europea, consiste en un proceso de educación y sensibilización dirigido a funcionarios de seguridad y operadores de justicia, precisó a la prensa local la coordinadora de la iniciativa tripartita, la peruana Cecilia Serpa Arana.

Las organizaciones humanitarias impartirán durante los próximos meses talleres a personal de la Policía, Sistema Penitenciario y autoridades políticas, detalló.

En Guatemala, explicó la activista, los temas a tratar serán cultura de paz, democracia, derechos humanos, qué es la tortura y cómo prevenirla, entre otros.

La directora del local Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales, Claudia Paz y Paz, consideró que en Guatemala actualmente las víctimas de tortura son las personas detenidas.

«Tenemos informes de que los casos de tortura han disminuido en el país, pero que a pesar de ello siguen suscitándose abusos sexuales contra las mujeres y adolescentes que han sido detenidas», denunció la activista, cuya entidad coordinará el programa en Guatemala.

Explicó que en Guatemala buscarán retomar las recomendaciones del Comité contra la Tortura de las Naciones Unidas durante su visita al país, en 2006.

Para el procurador de Derechos Humanos de Guatemala, Sergio Morales, la práctica de la tortura en el país ya no es una práctica exclusiva de las fuerzas de seguridad como en la pasada guerra (1960-1996), ya que ahora envuelve a grupos paralelos y «de limpieza social».

Las víctimas son adolescentes de entre los 15 a 17 años, con problemas con la ley o parte de las violentas pandillas, puntualizó.

Fuente: Univisión:http://www.univision.com/contentroot/wirefeeds/world/7329225.html

Lo que pueden hacer las religiones por la paz

Según Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant’Egidio.

El virus del desprecio produce efectos dañinos. El desprecio ha destruido puentes fecundos entre musulmanes y cristianos construidos en el pasado. La seguridad del desprecio alimenta el terrorismo en nombre de la religión, que golpea sin ver el rostro de quien tiene delante. El desprecio, día tras día, excava abismos.
Si realiza a menudo aquella cadena mortal de la cual escribe el profeta Oseas: «Si siembran viento, cosecharán tempestad». Pero hoy parece que no haya miedo por la tempestad que está llegando; que no se tema el abismo por el que se camina.
Ante un mundo tan grande, en el cual gracias a la globalización vemos todo, somos presa de un pánico de lo inmenso. Más aún el vértigo de la globalización. Y tenemos miedo. En el fondo pereza mental, contraposiciones, agresividad, desinterés… todo se puede adscribir a un mundo prisionero del vértigo de la globalización.

¿Son ilusiones ante un destino inevitable o a poderosas fuerzas de la historia? El hombre creyente sabe que no hay nada inevitable. La historia es rica en cambios repentinos y milagros. Es rica en momentos inesperados, en fuerzas sumergidas que emergen. Lo digo, con convicción personal y con la de mis amigos de Sant’Egidio: convicción que nace de confrontarse cotidianamente con las heridas de los pobres y de los países pobres, porque no somos profesionales del diálogo, sino amigos de los pobres y hostiles a la guerra, madre de todas las pobrezas. De ahí el amor por el diálogo.

En Birmania hemos visto la fuerza desarmada de los monjes. Hace quince años, en Mozambique, vimos el milagro de la paz de un pueblo que se reconcilia, por el que Sant’Egidio ha trabajado mucho. Los hombres y las mujeres del espíritu tienen una fuerza profunda.

Los líderes religiosos, que respondieron a la convocatoria de Nápoles. Lo hicieron porque no ceden al pesimismo. Creen que la realidad no es solo la que se ve, que se compra, que se gana con la lucha, que se conquista: es también el mundo del espíritu. Lo dicen las grandes religiones con lenguas, teologías, distintas. Las religiones no son ni iguales ni equivalentes. No lo digo sólo como creyente, sino como persona que se dedica a la vida de los pueblos. Todas las religiones recuerdan, en maneras diferentes, que el espíritu da la vida, que el espíritu hace vivir y que sin el espíritu se construye un mundo en el cual nos ahogamos.

Los líderes religiosos que respondieron a la convocatoria de Nápoles del 23 de octubre del 2007, manifestaron su interés por estar juntos. Sabemos bien que las religiones pelearon y rivalizaron. Pero también es verdad que las corrientes espirituales profundas las atravesaron y las hermanaron. Ellos dicen con voz alta y fuerte que tienen la intención de dialogar y que creen en el diálogo. El diálogo es algo intrínseco a las religiones: nace en la misma oración que es diálogo, aunque es silencio, escucha, y en cualquier manera afirman que no somos autosuficientes, sino necesitamos a Aquel que está mucho más allá de nosotros.

Religiones milenarias no ceden ante la resignación, provocada por la emoción del momento o de una imagen televisiva. Desde siempre el valor de la paz está vinculado al mundo del espíritu.
¡Hace falta una nueva audacia para hablar de paz en el nombre del espíritu y del hombre! Debe florecer en la cultura y en la práctica de la convivencia, en el arte del diálogo, en la sinceridad de la amistad. Cuando florecen el diálogo y el espíritu se crea simpatía entre los hombres, los pueblos y las religiones. Simpatía que todos necesitamos y que los humildes necesitan. Hoy el mundo necesita una iniciativa desinteresada de paz en el nombre del Espíritu. En definitiva, una cultura del espíritu que libra de la violencia y de sus raíces. Las religiones pueden hacer mucho, si escuchan el grito de dolor y la petición alarmada que llega de tantos lugares del mundo.